icono de referee

Los referís son el engranaje de la maquinaria futbolistica que solían vestir de negro pero que en la actualidad lo hacen de cualquier color, hasta de fucsia fosforescente. Pero la indumentaria no es lo único que los distingue, ya que por lo general son el inexorable blanco de la mayoría de los insultos de los aficionados que pueblan las graderías de los estadios de fútbol.

Pero lo cierto es que desempeñan un papel fundamental para el desarrollo de un partido. El árbitro, también conocido como juez o referí, hace cumplir las reglas de juego de Trophy Manager.

Este blog se ha propuesto presentar semanalmente a los nueve colegiados (para bien o para mal) más notables y reconocidos por su profesionalismo o tristemente famosos de TM.

En esta edición presentaremos a Victoriano y Severino Barragan.

Se suele decir que los referís están siempre en el ojo de la tormenta, pero este caso singular está en boca de todos: el de los hermanos Barragan.

Victoriano y Severino son los actores del más insólito y transgresor disparate en el mundo del arbitraje: en todos los partidos “Mandinga” es el primer juez mientras que el “Garca” es el cuarto árbitro.

Hasta aquí cualquiera diría que este prólogo es una tontería o algo irrelevante.

Pero esto no termina aquí en este erróneo y apresurado diagnóstico, por cuanto la nota exótica se inscribe en el hecho que Victoriano dirige en el primer tiempo y Severino en el complemento, además teniendo en cuenta el factor físico cuando alguno se cansa un poco piden el cambio, o peor… cuando el partido se pone picante y a remolque para el colegiado de turno, el hermano ingresa al campo de juego en su auxilio para hacer un dueto arbitral.

De ahí a creer que en ciertos encuentros todo está digitado o que determinados arbitrajes son los que deciden las historias de un equipo o de un torneo, no raya ni por lejos parece una locura.

victoriano mandinga y severino el garca barragan

Si este hecho descabellado terminara allí con dos árbitros ejerciendo un doble comando del juego, pero no puede dejar de citarse que existieron incidentes no prohibidos ni condenados por las autoridades deportivas que ponen en tela de juicio la profesionalidad de los hermanos Barragan y el control de la organización.

Citaremos como muestra una de sus tantas actuaciones vergonzosas: el sinvergüenza de Victoriano decretó un descarado penal en favor de los anfitriones en el minuto 88 por mano del arquero visitante dentro de su área y le mostró el cartón amarillo. Por justicia divina, el ejecutante del equipo localista marró el penal enviando el balón a la tribuna. El cínico de Severino (ubicado más allá de la media luna del área con su visual obstruida por el bosque de jugadores) señaló que el arquero se había adelantado, le sacó tarjeta amarilla y la consecuente roja por no respetar el reglamento. En el segundo penalti no se falla y el local terminó ganando el partido por 1 a 0.

Algunos lisa y llanamente acusan a los colegiados de ser corruptos, otros en cambio sostienen que no están capacitados para ejercer la ley dentro del campo de juego y que de allí provienen la mayoría de sus errores.

 

 

la próxima semana presentaremos a otro arbitro de ligas argentinas

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